lunes, 14 de agosto de 2017

Érase un niño que se lanzaba a la aventura

Érase un niño que se lanzaba a la aventura todos los días,
Y en el primer objeto que miraba y aceptaba con asombro, piedad,
amor o temor, en ese objeto se convertía,
Y ese objeto se hacia parte de él durante el día o una parte del día
…o durante muchos años o largos ciclos de años.
Las primeras lilas se hacían parte de este niño,
Y la hierba y el dondiego de día, blanco y rojo, y el trébol, blanco y
rojo, y el canto del febe,
Y los corderos nacidos en marzo y los lechones sonrosados
de la marrana, y el potro de la yegua y el ternero de la vaca
y la pollada ruidosa en el corral o junto al fango del 
estanque, y los peces que se suspenden tan curiosamente
allá abajo, y el hermoso y curioso líquido, y las plantas
acuáticas con sus cabezas gráciles y planas … todo se hacia
parte suya.
Y los brotes de abril y de mayo se hacían parte suya … los retoños
del grano en invierno, los del maíz amarillento y las raíces
comestibles del huerto,
Y los manzanos floridos y el fruto después … y las bayas … y las 
hierbas más vulgares de los caminos;
Y el viejo borracho que se tambalea hacia casa desde el retrete
exterior de la taberna, de donde acababa de levantarse,
Y la maestra que pasaba de camino a la escuela … y los afectuosos
muchachos que pasaban … y los pendencieros … y las
cuidadas muchachas de mejillas frescas … y el muchacho
y la muchacha negros con pies descalzos,
Y todos los cambios de la ciudad y del campo adondequiera
que iba.
Sus mismos padres, el que había impulsado la sustancia paterna
durante la noche y lo había engendrado, y la que lo
concibió en su útero y le dio a luz … ellos dieron a este niño
más que eso,
La dieron después cada uno de sus días … se hicieron parte suya.
La madre en casa poniendo placidamente los platos en la mesa
para la cena,
La madre de palabras dulces … el gorro y el camisón limpios … su
persona y ropas exhalando un olor sano cuando pasa;
El padre fuerte, seguro, viril, mezquino, colérico, injusto,
El bofetón, la palabra rápida y violenta, el pacto estricto, la
persuasión astuta,
El trato familiar, el lenguaje, la compañía, los muebles …
el corazón anhelante y henchido,
El afecto que no sera denegado … La sensación de lo que es real
… la idea de si en definitiva todo sera irreal,
Las dudas diurnas y las dudas nocturnas … el sí y el cómo
extraños,
Si lo que parece ser así es así … o si no son más que destellos y
manchas,
Hombres y mujeres apretujándose en las calles … si no son
destellos y manchas, ¿que son?
Las calles mismas y las fachadas de las casas … las mercancías en
los escaparates,
Vehículos, caballos de tiro, embarcaderos de tablones, y el enorme
transito en los ferris;
El pueblo en la colina visto de lejos al ocaso … el río entre
ambos,
Sombras, aureola y bruma, luz cayendo en los tejados y aguilones
blancos o pardos, a tres millas de distancia,
La goleta cercana cabeceando soñolienta con la marea, el pequeño
bote remolcado a popa con el cabo flojo,
Las olas que corren y voltean y las crestas que al chocar se rompen
con rapidez;
Los estratos de nubes multicolores … la larga franja de tinte
castaño solitaria … la extensión de pureza en la que flota
inmóvil,
El filo del horizonte, el cuerpo marino en vuelo, la fragancia de la
marisma y el cieno de la playa,
Todas estas cosas se hicieron parte de aquel niño que se lanzaba a
la aventura todos los días y que se lanza ahora y se lanzara a la
aventura cada día,
Y todas estas cosas se hacen parte de aquel niño o de aquella que ahora
las lee atentamente.

de Walt Whitman (1819-1892):
De Riachuelos de Otoño

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